lunes, 10 de febrero de 2014

Historia de Bolivar

RESEÑA BIOGRAFICA DEL PADRE DE LA PATRIA: SIMON BOLIVAR

Simon Josè Antonio de la Santisima Trinidad Bolivar Palacios y Blanco, nacio en caracas el 24 de julio de 1783. sus padres fueron el coronel Juan Vicente Bolivar y Ponte y Doña Maria de la Concepcion Palacios y Blanco, quienes opertenecian al grupo social de los blancos criollos.

simon fue el menor de cuatro hermanos y muy pronto se convirtio, junto a ellos, en herederos de una gran fortuna, ya que antes de cumplir trece años perdio a su padre, y cuando tenia nueve años murio su madre, por lo que paso al cuidado de su abuelo materno; y posteriormente de su tio carlos palacios; ellos velaron por la educacion del niño.


enterate... 

simon bolivar  se formo con los mejores maestros de la ciudad, entre ellos se pueden mencionar: Andres Bello, Guillermo Pelgron, el Padre Andùjar, y Simon Rodriguez quien fue el ultimo quien lo despertò su pasion politica de inquieto mantuano.

en 1795, cuando simon estaba en visperas de cumplir 12 años, se fugo de la casa de su tio carlos palacios y busco refugio en casa de su hermana marìa antonia, lo que genero un conflicto que termino cuando la audiencia ordenò que el joven fuera internado en la casa de su maestro, Simon Rodriguez.


Simón Bolívar

Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar éste que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación.                           
Pronto el maestro se ganaria la confianza de su estudiante. 


























Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas discurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un nuevo significado en su vida cuando, por la mediación que realizara su tío Esteban, "ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino" ante el rey Carlos IV, fuera nombrado "subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua". 


Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia; lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni esto ni aquello de la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación.

La estancia en Europa
En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los sigue hasta Bilbao y aprovecha para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda se trasladan a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permanece junto a su esposa llevando una vida tranquila. Esto apenas duraría, sin embargo, pues María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decide alejarse y marcha nuevamente a Europa.

Los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, preparaba una invasión que dibujaba la noción de Independencia. Ajeno a todo aquello, Bolívar se reúne con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. Napoleón no tardaría en declararse emperador de Francia. Este último había organizado una clase aristócrata, hallada entre la burguesía, que se reunía en los grandes salones a los cuales asistía Bolívar en compañía de Fernando Toro y Fanny du Villars. 
                                                                 
El todavía joven Bolívar, especie de dandy americano, se contagia poco a poco de las ideas liberales y la literatura que inspiraron la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política de la actualidad. En esos tiempos conoció a Alexander von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habla de la madurez de las colonias para la independencia; "lo que no veo (diría Humboldt) es el hombre que pueda realizarla".

Simón Rodríguez se hallaba en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán, donde se detuvieron el 26 de mayo de 1805 para presenciar la coronación de Napoleón, a quien Bolívar admiraría siempre. Después Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma. En esta última ciudad se produjo el llamado Juramento del Monte Sacro, en el cual, en presencia de Rodríguez y Fernando Toro, Bolívar juró "romper con las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".

                                                            
                                           

La gestación de un ideal

Bolívar regresó a Caracas a mediados de 1807, tras una corta estancia en Estados Unidos, para retornar a su antigua vida de hacendado. José Antonio Briceño, un vecino de tierras y fincas, le esperaba con un cerco en sus tierras; tal asunto debía resolverse cuanto antes. Las incursiones de Miranda habían incorporado entre algunos caraqueños el concepto de la emancipación; sin embargo, la gran mayoría de los criollos se conformaba con rebelarse pasivamente violando las normas que se dictaban desde España.
Bolívar ya se había incorporado a las actividades de la conspiración (en 1808 ya conspiraba) cuando estalló la revuelta el 19 de abril de 1810. Las noticias del reino anunciaban la invasión de España por parte de las tropas de Napoleón y el secuestro del rey y su hijo Fernando. La situación era propicia para que el conde de Tovar presentara al gobierno un proyecto para crear una junta de gobierno adscrita a la Audiencia de Sevilla. Los criollos demandaban participación política. En un comienzo, las autoridades se mostraron reacias al proyecto, pero, posteriormente, ante el vacío de poder que se había creado, decidieron pactar con los conspiradores. Bolívar, enterado de la situación, abrió las puertas de "la cuadra de Bolívar" para incorporarse en las reuniones. Se negó categóricamente a participar en el proyecto de la coalición; para él, debía clamarse por la emancipación absoluta.

En las vísperas del jueves santo de 1810, arribaron a la ciudad los comisionados de la nueva regencia de Cádiz, órgano que actuaría en sustitución de Fernando VII para formar nuevo gobierno. El capitán general se les unió y al día siguiente los criollos le sitiaron y le obligaron a dirigirse al cabildo. La mitología venezolana recoge de esta fecha el instante en el cual Vicente de Emparan, capitán general, se asoma en el balcón del cabildo de Caracas para interrogar al pueblo enardecido acerca de la voluntad del mismo a continuar aceptando su mando, con el clérigo José Cortés de Madariaga detrás de él haciendo señas con su dedo al pueblo para que lo negasen. Tras un rotundo "¡No!" por parte de la población, Emparan dice: "Pues yo tampoco quiero mando". Estalló la famosa revuelta caraqueña que, sin proponérselo, daba inicio al proceso de Independencia de Venezuela. Se creó una Junta Suprema de Venezuela. Bolívar fue nombrado por ésta "Coronel de Infantería". Le fue asignada la tarea de viajar a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez, en busca de apoyo para el proyecto del nuevo gobierno.

En Londres fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Lord Wellesley, quien después de varias entrevistas terminó por mantenerse neutro frente a la situación. Bolívar, a pesar de ver frustrado el intento, encontró en esta coyuntura el último empujón que le faltaba para decidirse a entregar su alma y su vida por la idea de la emancipación absoluta de toda la América. La pieza clave de esta circunstancia la halló en la figura de Francisco de Miranda, ideólogo y visionario de la Independencia de América, quien ya había ideado, entre otras cosas, un proyecto para la construcción de una gran nación llamada "Colombia". Bolívar se empapó de las ideas de este hombre y las reformuló a lo largo de una campaña que duraría veinte años.

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